“Para Siempre mi Luciérnaga”
En aquellos
tiempos antiguos, en que los reyes gobernaban vastos territorios, había un rey
y una reina que tenían una hija llamada Lía. Era la niña más bonita de tantos
reinos haya habido. Sus ojos claros y su pelo negro hacían girarse a cualquiera
que se cruzara con ella.
Pero un día
la madre de Lía se puso muy enferma y murió. Todos en el reino se quedaron
desolados por la pérdida de la reina. El rey, triste y cabizbajo no sabía cómo
hacer frente a la crianza de Lía.
Con el
transcurrir de los años, el padre de Lía volvió a casarse.
La elegida
para ser reina fue una hermosa mujer de unas tierras lejanas, que de la noche a
la mañana se convirtió en madrastra de Lía.
Delante del
rey, la nueva reina se portaba muy bien con la niña, pero cuando el hombre no
miraba, se portaba como una auténtica bruja.
Unos años más
tarde, en palacio se hizo una gran fiesta de cumpleaños para la niña. Cumplía
catorce años, y a dicha fiesta estaban invitados todos los reyes y reinas,
príncipes y princesas de cuantos territorios existían. Era la noche perfecta
para que la reina se deshiciera de Lía, así que envió a su fiel soldado para
que acabara con su vida.
- Soldado,
ya sabes cuál es el plan- dijo la malvada madrastra.
- No te
preocupes, llevaré a Lía al bosque sin que nadie se dé cuenta y una vez allí la
mataré- concluyó el soldado.
Lía estaba
en su habitación cuando de repente, el soldado llamó a su puerta y la engañó
para que le acompañase a buscar una silla de montar los caballos. La chiquilla
confiada, no se dio cuenta de que en realidad lo que quería el soldado era
matarla. Una vez llegaron al bosque, el hombre no pudo hacer a Lía daño y la
dejó marchar. En su lugar mató un jabalí y llevó su corazón a la reina.
Lía nunca
había vivido alejada del reino, y muerta de miedo atravesó sola el bosque.
Ya avanzada
la noche, la muchacha se encontró con unas luciérnagas que la fueron guiando
hasta un cobertizo algo sucio, pero que le vino muy bien para descansar. Se
tendió en el suelo agotada de tanto caminar y tras largo rato durmiendo
llegaron una pandilla de malhechores.
- Eh,
muchacha, despierta- dijo uno de los hombres.
- ¿Qué
sucede?-preguntó Lía.
- Esta es
nuestra casa, aquí no aceptamos chicas- dijo otro de los hombres.
- ¡Por favor!,
¿esta cuadra de gorrinos es vuestra casa?, ¡Pero si está muy sucia! Si dejáis
que me quede conseguiré que tengáis una casa digna cerca de palacio- dijo Lía.
Todos los
hombres rieron, pensando que la chiquilla deliraba por el frío, así que esa
noche la dejaron dormir allí.
A la mañana
siguiente cuando Lía despertó encontró unos libros amontonados cerca de una
fogata extinguida. Así que comenzó a leerlos, siempre le habían fascinado los
libros y su sueño era escribir historias y que estas llegaran a todos los
sitios del mundo.
Uno de los
malhechores la observaba, llevaba por nombre Jan. Este dijo a Lía:
- Quédate los
libros si quieres, porque nosotros solo los queríamos para avivar el fuego de
la hoguera. Tú les darás mejor uso.
La muchacha
poco a poco fue ganándose la confianza de los malhechores, los cuales se
dedicaban a la estafa. Engañaban a la gente y se quedaban con su dinero para
poder sobrevivir, pues hace tiempo el gobernador les quitó a cada uno todo lo
que poseían y se quedaron sin nada.
Lía también
estafaba a la gente, con su poderosa belleza atraía a los hombres más
adinerados y con promesas de amor y felicidad fue quedándose con las posesiones
de muchos caballeros.
En sus ratos libres Jan y Lía
comenzaron a pasan largas tardes conversando mientras paseaban por los arroyos
o contemplaban las estrellas en las noches claras. Y a veces, en momentos de
locura, corrían por el bosque, gritando y bailando, y cuando ya no podían más,
se paraban y reían hasta que la risa les dejaba sin aire.
Los dos
amigos terminaron sintiendo algo muy especial, AMOR.
Una noche
cuando ambos dormían, soñaron que se convertían en luciérnagas y que eran
libres para amarse.
Al
despertar, se miraron y comprendieron que habían tenido el mismo sueño.
Mientras esto sucedía vieron llegar desde el cielo un halcón con una nota de
palacio. Lía la desenrolló y la leyó:
Malhechores apresados
Si queréis encontrarlos
A palacio debéis de venir
Jan y Lía no
querían regresar, pero debían hacerlo para rescatar a sus amigos y restablecer
la paz.
Pero ¿Cómo
llegarían al castillo a tiempo? Los dos chiquillos se miraron fijamente y
supieron que cerrando los ojos podían volver a convertirse en luciérnagas y
llegar lejos. Así hicieron, cerraron los ojos
desearon con todas sus fuerzas ser luciérnagas.
Volaron
hasta el reino y regresaron a su forma humana. Llegaron hasta el rey, que
petrificado creyó estar viendo un fantasma.
- ¿Quiénes
sois?, mi hija está muerta- dijo el rey.
- No papá, soy
yo, Lía.
- ¿Y cómo sé
que es cierto?- dijo su padre.
- Porque la
reina mandó a su soldado que acabara conmigo. Pero él fue bueno y engañó a esa
malvada mujer llevándole el corazón de un jabalí. Después encontré a los
hombres que vais a ajusticiar, pero ellos no son malos papá, solo quieren vivir
en las tierras que les quitó el gobernador- dijo Lía.
Aquello dejó
al rey con la boca abierta y comprendió que todo era cierto. Así que liberó a
los presos y encerró a la madrastra en una mazmorra del castillo y dejó que Jan
y Lía fueran felices juntos.
Me cuentan
que con el transcurrir de los años, Lía se convirtió en una magnífica
escritora, y ya llegando a la vejez, Lía y Jan emprendieron un tercer y último
viaje unidos. Un viaje convertidos en luciérnagas. Ellos fueron muy felices
juntos, pues juntos nos contaron este cuento, y los cuentos los lleva el
viento.
Justificación de la adaptación
Para llevar
a cabo la adaptación del cuento “La Princesa y los Bandoleros” a “Para
Siempre mi Luciérnaga” he tenido en cuenta las edades de los niños, que
vas desde los 5 a los 7 años. Aunque realmente los cuentos nos gustan a la
mayoría de las personas, sea cual sea nuestra edad.
Pero a estas
edades una serie de rasgos característicos los definen: es la etapa del
pensamiento intuitivo, por tanto, experimenta terrores
personales que son normales. Desarrolla el concepto de identidad individual y
su autoestima. Tiene una vida imaginativa rica y abundante, que le ayuda a
entender lo real. Ha desarrollado el concepto básico de la narración.
Desarrolla su capacidad de percepción selectiva y observación. Tiene un
concepto de moralidad absoluto.
Los cuentos con los que
trabajamos deben ser cuentos que le permitan trabajar sus temores personales;
que le hablen de la importancia del individuo. Cuentos que le presenten la
fantasía de manera verosímil, enriqueciendo su mundo interior. Cuentos con
secuencia narrativa clara, unidireccional de trama predecible pero con finales
sorprendentes.
Cuentos que le presenten
finales felices y justos, que le permitan desarrollar su capacidad para
percibir detalles.
Entre sus temas favoritos
están cuentos de hadas sencillos, y de folklore infantil, sobre todo el
asociado a repeticiones y movimientos rítmicos (retahílas, rondas, letrillas,
canciones…)
Les interesa más la
trayectoria de un personaje que el desenlace en sí. La sucesión de acciones es
más motivadora que el argumento. Tienden a identificarse con el héroe y a
consolidar sus propias acciones (mecanismos de proyección e identificación).
Entienden el lenguaje simple y el estilo sencillo. Estructura argumental
cronológica (lineal, sin notas). Les gustan las
onomatopeyas, simulaciones de ruidos, ritmo, rima, sorpresa.
Posible asociación de la
palabra o sonido con el movimiento. Poesías simples. Con vocabulario adecuado.
En definitiva cuentos maravillosos:
Hay tres
momentos claves en este cuento en su estructura interna:
1. ° La fechoría inicial, que crea el nudo de la
intriga.
2. ° Las acciones del héroe, como respuesta a la fechoría.
3. ° El desenlace feliz, el restablecimiento del orden
de los héroes.
En este
cuento maravilloso, los personajes están netamente diferenciados, el héroe, el
agresor, la princesa, el que pide ayuda o envía al héroe en busca de algo, los
que auxilian al héroe, el traidor. El héroe tiene que partir, o estar en
situaciones de pérdida, de carencia (héroe-víctima), sufre la agresión del
no-héroe, supera todos los obstáculos, triunfa siempre, no muere nunca. También
puede ser transformado o transformarse, pero después de muchas vicisitudes,
encontrará la felicidad final: «Y vivieron felices...». La triplicación es
constante. Tres veces se convirtieron en luciérnagas.
Este cuento
conserva los motivos. Son de tres
clases:
1.
Los
personajes: de caracteres convencionales como la cruel madrastra, la princesa,
el rey, el soldado.
2.
Ciertos
temas en el fondo de la acción: animales mágicos.
3.
Incidentes
aislados, que comprenden la gran mayoría de los motivos.
Como función
imprescindible en la construcción del cuento está el daño o fechoría que el
agresor (el antagonista, el oponente) hace al héroe, función que pone en marcha
la acción del héroe. O también la carencia, deseo de libertad y amor.
Lo que
destaca en el cuento es la estructura PROHIBICIÓN-TRANSGRESIÓN.
La estructura es esta:
• Prólogo o Alejamiento. Interrogación. Información.
• Nudo y desarrollo o Fechoría. Partida del héroe-víctima. Prohibición-transgresión. Engaño-complicidad. Socorro.
• Desenlace o Reparación-Unión-Castigo.
Por tanto,
¿qué es lo que se ha cambiado respecto al cuento original? Se respetan y
conservan los elementos esenciales que constituyen la estructura interna:
- La
princesa pierde a su madre que es sustituida por una madrastra.
- La
madrastra quiere deshacerse de ella y envía a un soldado para que lo haga y
este se apiada y la deja libre pero en un lugar peligroso.
- Encuentra
a un grupo que la acoge y que la empuja a madurar realizando tareas que, como
princesa nunca había tenido que llevar a cabo y dándole cierta autonomía y
convirtiéndose en una más.
- El
grupo del que forma parte realiza actividades peligrosas y en contra del rey,
por lo que la princesa también actúa en contra de su padre.
- Se
enamora de uno de los miembros del grupo.
- Alguno
de sus amigos son capturados por los soldados del rey y sus vidas están en
peligro.
- Ella
va a buscarlos enfrentándose sus miedos y poniendo en peligro su propia vida.
- Todo
parece que va a acabar mal hasta que ella se dirige a su padre y lo obliga a
reconocerla.
- Llega
el momento de las explicaciones de forma que los malos (la madrastra y el
gobernador) son castigados y la princesa y sus amigos son premiados y su honor
restituido.
- Ella
es quien se declara a su amado quien la corresponde.
Entre elementos que he cambiado, añadido o
suprimido, los que quiero destacar son:
- El soldado
encargado de matar a Lía no se mancha las manos con sangre, sino que lleva el
corazón de un jabalí a la reina.
- Las
luciérnagas enseñan el camino a Lía para que encuentre el cobertizo.
- Los libros y
las luciérnagas (cuando los personajes se convierten en ellas) aparecen como
metáfora de libertad.
- La estafa y
la seducción son las armas con las que luchan Lía y los malhechores.
- El tono de
humor cuando Lía se encuentra con los malhechores, con el fin de suavizar y
descargar un poco el tono de la trama.
- La pequeña
rima que la madrastra dirige a los malhechores, para que vayan a palacio.
Así que en
definitiva, se ha creado un cuento para soñar que podemos ser libres allá donde
queramos, pues sólo nosotros tenemos la llave de nuestra felicidad.
Fuentes:
- Módulo
Docente Literatura Infantil (Irune Labajo González). Centro Universitario La
Salle. Madrid.
-
A.Pelegrín. “La Aventura de Oír”.
Cuentos y memorias de tradición oral.
- Autor de
los dibujos: Leo, mi hijo, el amor de mi vida.
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