miércoles, 23 de abril de 2014

Literatura Infantil. Actividad 2. Borrador 2



“Para Siempre mi Luciérnaga”


En aquellos tiempos antiguos, en que los reyes gobernaban vastos territorios, había un rey y una reina que tenían una hija llamada Lía. Era la niña más bonita de tantos reinos haya habido. Sus ojos claros y su pelo negro hacían girarse a cualquiera que se cruzara con ella. 


Pero un día la madre de Lía se puso muy enferma y murió. Todos en el reino se quedaron desolados por la pérdida de la reina. El rey, triste y cabizbajo no sabía cómo hacer frente a la crianza de Lía.
Con el transcurrir de los años, el padre de Lía volvió a casarse.
La elegida para ser reina fue una hermosa mujer de unas tierras lejanas, que de la noche a la mañana se convirtió en madrastra de Lía.
Delante del rey, la nueva reina se portaba muy bien con la niña, pero cuando el hombre no miraba, se portaba como una auténtica bruja.


Unos años más tarde, en palacio se hizo una gran fiesta de cumpleaños para la niña. Cumplía catorce años, y a dicha fiesta estaban invitados todos los reyes y reinas, príncipes y princesas de cuantos territorios existían. Era la noche perfecta para que la reina se deshiciera de Lía, así que envió a su fiel soldado para que acabara con su vida.

- Soldado, ya sabes cuál es el plan- dijo la malvada madrastra.
- No te preocupes, llevaré a Lía al bosque sin que nadie se dé cuenta y una vez allí la mataré- concluyó el soldado.

Lía estaba en su habitación cuando de repente, el soldado llamó a su puerta y la engañó para que le acompañase a buscar una silla de montar los caballos. La chiquilla confiada, no se dio cuenta de que en realidad lo que quería el soldado era matarla. Una vez llegaron al bosque, el hombre no pudo hacer a Lía daño y la dejó marchar. En su lugar mató un jabalí y llevó su corazón a la reina.
Lía nunca había vivido alejada del reino, y muerta de miedo atravesó sola el bosque.

Ya avanzada la noche, la muchacha se encontró con unas luciérnagas que la fueron guiando hasta un cobertizo algo sucio, pero que le vino muy bien para descansar. Se tendió en el suelo agotada de tanto caminar y tras largo rato durmiendo llegaron una pandilla de malhechores.

-         Eh, muchacha, despierta- dijo uno de los hombres.
-         ¿Qué sucede?-preguntó Lía.
-          Esta es nuestra casa, aquí no aceptamos chicas- dijo otro de los hombres.
-       ¡Por favor!, ¿esta cuadra de gorrinos es vuestra casa?, ¡Pero si está muy sucia! Si dejáis que me quede conseguiré que tengáis una casa digna cerca de palacio- dijo Lía.

Todos los hombres rieron, pensando que la chiquilla deliraba por el frío, así que esa noche la dejaron dormir allí.
A la mañana siguiente cuando Lía despertó encontró unos libros amontonados cerca de una fogata extinguida. Así que comenzó a leerlos, siempre le habían fascinado los libros y su sueño era escribir historias y que estas llegaran a todos los sitios del mundo.

Uno de los malhechores la observaba, llevaba por nombre Jan. Este dijo a Lía:

-       Quédate los libros si quieres, porque nosotros solo los queríamos para avivar el fuego de la  hoguera. Tú les darás mejor uso.

La muchacha poco a poco fue ganándose la confianza de los malhechores, los cuales se dedicaban a la estafa. Engañaban a la gente y se quedaban con su dinero para poder sobrevivir, pues hace tiempo el gobernador les quitó a cada uno todo lo que poseían y se quedaron sin nada.
Lía también estafaba a la gente, con su poderosa belleza atraía a los hombres más adinerados y con promesas de amor y felicidad fue quedándose con las posesiones de muchos caballeros.

En sus ratos libres Jan y Lía comenzaron a pasan largas tardes conversando mientras paseaban por los arroyos o contemplaban las estrellas en las noches claras. Y a veces, en momentos de locura, corrían por el bosque, gritando y bailando, y cuando ya no podían más, se paraban y reían hasta que la risa les dejaba sin aire.
Los dos amigos terminaron sintiendo algo muy especial, AMOR.
Una noche cuando ambos dormían, soñaron que se convertían en luciérnagas y que eran libres para amarse.
Al despertar, se miraron y comprendieron que habían tenido el mismo sueño. Mientras esto sucedía vieron llegar desde el cielo un halcón con una nota de palacio. Lía la desenrolló y la leyó:

Malhechores apresados
Si queréis encontrarlos
A palacio debéis de venir

Jan y Lía no querían regresar, pero debían hacerlo para rescatar a sus amigos y restablecer la paz. 
Pero ¿Cómo llegarían al castillo a tiempo? Los dos chiquillos se miraron fijamente y supieron que cerrando los ojos podían volver a convertirse en luciérnagas y llegar lejos. Así hicieron, cerraron los ojos  desearon con todas sus fuerzas ser luciérnagas.
Volaron hasta el reino y regresaron a su forma humana. Llegaron hasta el rey, que petrificado creyó estar viendo un fantasma.


-        ¿Quiénes sois?, mi hija está muerta- dijo el rey.

-          No papá, soy yo, Lía.
-          ¿Y cómo sé que es cierto?- dijo su padre.
-        Porque la reina mandó a su soldado que acabara conmigo. Pero él fue bueno y engañó a esa malvada mujer llevándole el corazón de un jabalí. Después encontré a los hombres que vais a ajusticiar, pero ellos no son malos papá, solo quieren vivir en las tierras que les quitó el gobernador- dijo Lía.

Aquello dejó al rey con la boca abierta y comprendió que todo era cierto. Así que liberó a los presos y encerró a la madrastra en una mazmorra del castillo y dejó que Jan y Lía fueran felices juntos.
Me cuentan que con el transcurrir de los años, Lía se convirtió en una magnífica escritora, y ya llegando a la vejez, Lía y Jan emprendieron un tercer y último viaje unidos. Un viaje convertidos en luciérnagas. Ellos fueron muy felices juntos, pues juntos nos contaron este cuento, y los cuentos los lleva el viento.




Justificación de la adaptación

Para llevar a cabo la adaptación del cuento “La Princesa y los Bandoleros” a “Para Siempre mi Luciérnaga” he tenido en cuenta las edades de los niños, que vas desde los 5 a los 7 años. Aunque realmente los cuentos nos gustan a la mayoría de las personas, sea cual sea nuestra edad.
Pero a estas edades una serie de rasgos característicos los definen: es la etapa del pensamiento intuitivo, por tanto, experimenta terrores personales que son normales. Desarrolla el concepto de identidad individual y su autoestima. Tiene una vida imaginativa rica y abundante, que le ayuda a entender lo real. Ha desarrollado el concepto básico de la narración. Desarrolla su capacidad de percepción selectiva y observación. Tiene un concepto de moralidad absoluto.
Los cuentos con los que trabajamos deben ser cuentos que le permitan trabajar sus temores personales; que le hablen de la importancia del individuo. Cuentos que le presenten la fantasía de manera verosímil, enriqueciendo su mundo interior. Cuentos con secuencia narrativa clara, unidireccional de trama predecible pero con finales sorprendentes. 
Cuentos que le presenten finales felices y justos, que le permitan desarrollar su capacidad para percibir detalles.
Entre sus temas favoritos están cuentos de hadas sencillos, y de folklore infantil, sobre todo el asociado a repeticiones y movimientos rítmicos (retahílas, rondas, letrillas, canciones…)
Les interesa más la trayectoria de un personaje que el desenlace en sí. La sucesión de acciones es más motivadora que el argumento. Tienden a identificarse con el héroe y a consolidar sus propias acciones (mecanismos de proyección e identificación). Entienden el lenguaje simple y el estilo sencillo. Estructura argumental cronológica (lineal, sin notas). Les gustan las  onomatopeyas, simulaciones de ruidos, ritmo, rima, sorpresa.
Posible asociación de la palabra o sonido con el movimiento. Poesías simples. Con vocabulario adecuado.

En definitiva cuentos maravillosos:
Hay tres momentos claves en este cuento en su estructura interna:
1. ° La fechoría inicial, que crea el nudo de la intriga.
2. ° Las acciones del héroe, como respuesta a la fechoría.
3. ° El desenlace feliz, el restablecimiento del orden de los héroes.  

En este cuento maravilloso, los personajes están netamente diferenciados, el héroe, el agresor, la princesa, el que pide ayuda o envía al héroe en busca de algo, los que auxilian al héroe, el traidor. El héroe tiene que partir, o estar en situaciones de pérdida, de carencia (héroe-víctima), sufre la agresión del no-héroe, supera todos los obstáculos, triunfa siempre, no muere nunca. También puede ser transformado o transformarse, pero después de muchas vicisitudes, encontrará la felicidad final: «Y vivieron felices...». La triplicación es constante. Tres veces se convirtieron en luciérnagas.
Este cuento conserva los motivos. Son de tres clases:
1.       Los personajes: de caracteres convencionales como la cruel madrastra, la princesa, el rey, el soldado.
2.       Ciertos temas en el fondo de la acción: animales mágicos.
3.       Incidentes aislados, que comprenden la gran mayoría de los motivos.
Como función imprescindible en la construcción del cuento está el daño o fechoría que el agresor (el antagonista, el oponente) hace al héroe, función que pone en marcha la acción del héroe. O también la carencia, deseo de libertad y amor.  
Lo que destaca en el cuento es la estructura PROHIBICIÓN-TRANSGRESIÓN.
La estructura es esta:
• Prólogo o Alejamiento. Interrogación.  Información.
• Nudo y desarrollo o Fechoría.  Partida del héroe-víctima.  Prohibición-transgresión.  Engaño-complicidad.  Socorro.
• Desenlace o Reparación-Unión-Castigo.

Por tanto, ¿qué es lo que se ha cambiado respecto al cuento original? Se respetan y conservan los elementos esenciales que constituyen la estructura interna:

-       La princesa pierde a su madre que es sustituida por una madrastra.
-       La madrastra quiere deshacerse de ella y envía a un soldado para que lo haga y este se apiada y la deja libre pero en un lugar peligroso.
-       Encuentra a un grupo que la acoge y que la empuja a madurar realizando tareas que, como princesa nunca había tenido que llevar a cabo y dándole cierta autonomía y convirtiéndose en una más.
-      El grupo del que forma parte realiza actividades peligrosas y en contra del rey, por lo que la princesa también actúa en contra de su padre.
-         Se enamora de uno de los miembros del grupo.
-       Alguno de sus amigos son capturados por los soldados del rey y sus vidas están en peligro.
-      Ella va a buscarlos enfrentándose sus miedos y poniendo en peligro su propia vida.
-        Todo parece que va a acabar mal hasta que ella se dirige a su padre y lo obliga a reconocerla.
-     Llega el momento de las explicaciones de forma que los malos (la madrastra y el gobernador) son castigados y la princesa y sus amigos son premiados y su honor restituido.
-         Ella es quien se declara a su amado quien la corresponde.

Entre elementos que he cambiado, añadido o suprimido, los que quiero destacar son:

-      El soldado encargado de matar a Lía no se mancha las manos con sangre, sino que lleva el corazón de un jabalí a la reina.
-      Las luciérnagas enseñan el camino a Lía para que encuentre  el cobertizo.
-      Los libros y las luciérnagas (cuando los personajes se convierten en ellas) aparecen como metáfora de libertad.
-     La estafa y la seducción son las armas con las que luchan Lía y los malhechores.
-      El tono de humor cuando Lía se encuentra con los malhechores, con el fin de suavizar y descargar un poco el tono de la trama.
-        La pequeña rima que la madrastra dirige a los malhechores, para que vayan a palacio.

Así que en definitiva, se ha creado un cuento para soñar que podemos ser libres allá donde queramos, pues sólo nosotros tenemos la llave de nuestra felicidad.

Fuentes:
- Módulo Docente Literatura Infantil (Irune Labajo González). Centro Universitario La Salle. Madrid.
- A.Pelegrín. “La Aventura de Oír”. Cuentos y memorias de tradición oral.

- Autor de los dibujos: Leo, mi hijo, el amor de mi vida.


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